sábado, 8 de octubre de 2011

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Es loable el renunciar a una meta, cuando se sabe que las pérdidas sobrepasan con creces a las ganancias pero es terriblemente humillante el saber que te han obligado a rendirte. Un par de papeles con algodón arrugados, errores entre pedazos de zinc y cobre, abrazos mal otorgados, alguno que otro mensaje mal dado.


Es difícil el mantener la independencia cuando uno es dependiente, es más complicado mantenerse independiente cuando su base depende sobre otros. Ahora las manijas del reloj juegan en contra, el clima se hace frio, los ojos no se cierran y los de ella no se abren.

No hay mayor cobardía que el dar excusas a cambio de otras, no hay mayor crueldad en no creerle a la verdad, no hay mayor justicia que la de perdonar. Ojalá ella lo sepa, tal vez no se dé cuenta, quizás confío en ella más de lo normal, es posible que de esta no haya más que hablar.

El tiempo aún es traicionero, el sol todavía se esconde por embustero, da luz pero no alumbra, es caliente pero entibia, a Lima nunca la pinta de amarilla ni le da alegría. Es utópico pensar que en unas cuantas palabras se puedan expresar una ecuación con de veracidad. Tal vez para la otra sea mejor llamar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

La pera


Una pista que no termina, un sol que no alumbra, una banca que no acoge, una casa que deja de ser acogedora. 


Un perro que ya no ladra, una recta que empieza a ser curva, un viento que sopla y enfría, vapor de agua que del suelo el ambiente entibia.


 Una luz tenue, un claro día, un color ocre marca una roca de nombre santo entre aguas lacrimosas bajo un halo que solo causa envida ante aquella mujer que no ha perdido en ningún momento la sonrisa.

Una sonrisa comprometida, un par de zapatillas, un gélido silencio andante, un brazo confiado, una Lima esquiva, un cielo gris que aun no me ha quitado del todo la saliva.


Un recolector de viento, un planeador incierto, un conglomerado de letras, un abrazo que hasta ahora no comprendo.


Un camino bordeado de árboles chismeando en silencio, un camino aparentemente extenso, una desconfianza entre sonrisas se esconde con esmero entrecortada por un trío repetitivo de colores que marcan el ritmo de estos sujetos. El bullicio se hace más extenso, acrílicos y tablones indican el camino, hombres vociferan sus destinos, metálicos gritos separan a estos 2 individuos que en ningún momento del camino han demostrado cariño.


Un adiós una sonrisa y no hubo otro motivo por el cual decirle que no se vaya con prisa.